¿Qué cambia con la muerte del enemigo público número uno de Israel?
- Juan Paullier
- 18 oct 2024
- 3 Min. de lectura
Para golpear al corazón de Hamás, Israel tuvo que eliminar a alguien que no tenía uno.
Israel mató a Yahia Sinwar, el sanguinario líder de Hamás, el más radical de los que ha tenido el grupo terrorista palestino.
Sinwar fue el cerebro del 7 de octubre, aprendió hebreo estando preso para meterse en la cabeza del enemigo.
Estuvo 22 años en la cárcel no por matar israelíes sino palestinos colaboradores con Israel. Fue liberado, junto a más 1.000 otros presos palestinos, a cambio de un soldado israelí en 2011.
Sinwar era alguien que enterraba a la gente con vida, les tiraba aceite hirviendo en la cabeza, los decapitaba con un machete. Todo sanguinariamente artesanal.
Y la muerte lo encontró, se supo ayer, durante una operación de rutina de soldados israelíes el miércoles en el sur de la Franja de Gaza, cerca de la frontera con Egipto. No lo estaban buscando.
Vieron movimientos sospechosos. Tres hombres que corrían de una casa a otra. Y vinieron los disparos. Primero de los soldados, después desde un tanque.
En ese momento, el ataque no parecía tener nada de particular y los soldados no volvieron al lugar hasta el jueves de mañana.
Fue entonces cuando se inspeccionaron los cadáveres y se descubrió que uno de ellos se parecía al líder de Hamás.
Se sospechaba que había explosivos. Se le extrajo parte de un dedo y se lo envió a Israel para que lo analizaran. Por registros dentales y huellas dactilares, además de una prueba de ADN, confirmaron que era Sinwar.
Lo encontraron con ropa de combate, chaleco antibalas, un arma y 40.000 shekels, algo más de 10.000 dólares.
Unas horas atrás Israel divulgó una filmación hecha con un dron que se metió entre los escombros de la casa. Y ahí está Sinwar sentado en un sillón rojo lleno de polvo, tirándole con lo que le quedaba de vida, y con la única mano que le quedaba, un palo de madera al dron, un último ataque al enemigo. Le erra. El dron lo esquiva. Luego se consuma el final de Sinwar.
¿Cambia algo? ¿Qué cambia?
Israel viene matando líderes de Hamás desde hace 30 años. Mató a todos los principales terroristas del grupo menos uno.
Pensar que esta muerte pueda cambiar el curso de un movimiento que quiere eliminar a los judíos tiene mucho de expresión de deseo, pero está claro que tiene impacto. Es un victoria de un enorme simbolismo para Benjamin Netanyahu. Es el principal logro hasta ahora del primer año de guerra. Hubo festejos espontáneos en diferentes partes de Israel.
Nadie tiene claro cómo afectará esto al destino de los rehenes y a cualquier posible acuerdo un alto el fuego.
Netanyahu dijo que esto no significa el fin de la guerra en Gaza, afirmó que iba a seguir hasta que volvieran los rehenes, pero sí consideró que esto era el principio del fin de Hamás.
Joe Biden calificó la muerte de Sinwar como “un momento de justicia”, pero también como “una oportunidad para buscar un camino hacia la paz: un futuro mejor en Gaza sin Hamás”.
Quedan algunas preguntas:
¿Quién lo reemplaza? Imaginar que viene alguien sin ánimo de revancha suena utópico. Todo indica que podría ser el hermano. En ese caso, no habría mucho margen de negociar nada, pero hay alguna posibilidad de que caído Sinwar cierto control vuelva a los líderes políticos de Hamás en el exilio, en Qatar, y que tengan algo de voluntad para negociar.
¿Y los rehenes? Eran un seguro para los líderes de Hamás. ¿Por qué Sinwar no los tenía como escudos humanos? Los familiares de los rehenes están muy frustrados con el gobierno y volvieron a insistir con el retorno inmediato de los 101 rehenes. Israel cree que solo a mitad estaría con vida. Hamás ya insistió en sus condiciones para un alto el fuego y un acuerdo sobre los rehenes siguen siendo inalteradas: el fin de la guerra de Israel contra el grupo, su retirada completa de Gaza y la liberación de presos palestinos.
¿Puede cambiar en algo la postura de Israel? Los israelíes siguen apoyando las acciones militares contra Hamás y Hezbolá. Un ministro del gobierno dijo que lo de esta semana era una evidencia de que hay una solución militar al terrorismo. El mensaje: A los que piden que paremos la guerra, olvídense.
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