Primeras lecturas de la victoria de Trump
- Juan Paullier
- 6 nov 2024
- 3 Min. de lectura
A quién no le gustan las historias del héroe caído que se levanta para dar una batalla más al final de su vida y contra todo pronóstico se termina imponiendo.
Perdió las elecciones pasadas.
Lo investigan por intentar robárselas.
Lo investigan por alentar una toma violenta del Capitolio.
Está condenado por otros delitos.
Sobrevivió dos intentos de asesinato.
Es un admirador de autócratas.
Y logró ganar otras elecciones, volver a la Casa Blanca y convertirse en el hombre de mayor edad en ser elegido presidente (78).
Donald J. Trump.
El Partido Republicano controlará el Senado, quizá la Cámara de Representantes, y utra vez las encuestadoras subestimaron el apoyo a Trump, porque ni en los cálculos más optimistas para los trumpistas se anticipaba un resultado tan holgado.
Una victoria total, amplia, en el sentido de que captó todo tipo de votos y hasta ganó el voto popular. Una victoria histórica porque será el primer presidente en más de 120 años en cumplir mandatos no consecutivos.
¿Cómo lo hizo?
En 2016, quizá muchos votaron si estar seguros sobre cómo sería su Presidencia. Ahora lo tenían clarísimo.
Estados Unidos quiere a Trump. Y confían en que va a manejar mejor la economía y la frontera.
Fue también un voto contra el status quo y contra el establishment. En esta elección votar conservador, era votar Demócrata. Votar Republicano era votar por lo disruptivo.
Pesó la desaprobación de la gestión de Joe Biden, el desconocimiento de Kamala Harris, el poco entusiasmo que despertó y el poco tiempo que tuvo para cambiar la imagen.
Trump ganó entre los hombres por 10 puntos, frente a los 2 puntos de 2020. Los hombres blancos, negros e hispanos (con diferencia) se inclinaron por Trump.
Harris ganó entre las mujeres por 10 puntos. Biden lo había hecho por 11.
¿Qué se puede esperar?
En cuanto a políticas, a medidas, Trump es impredecible.
Prometió perseguir a sus rivales, bajar impuestos, subir aranceles y mano dura contra los inmigrantes.
Va a ser una prueba de las alianzas estadounidenses alrededor del mundo porque:
es un aislacionista
ha preferido estar cerca de figuras como Vladimir Putin.
ha dicho que va a recortar los aportes de Estados Unidos a organizaciones multilaterales,
Trump, ya sabemos, es un político diferente. Tiene una forma de hacer campaña única. Ofrece una mezcla de populismo, polarización, optimismo, todo rociado por mentiras, desinformación, y hay mucha gente que le gusta. Y les ofrece algo que el otro lado no.
Hay una lección para los moderados del mundo, para los centristas del mundo.
¿Cómo lograr el tipo de progreso que la gente quiere en su vida sin recurrir a tácticas que acentúan la fractura social y debilitan las normas de convivencia democrática?
Un Trump recargado, un Trump validado, ¿un Trump desacatado?
Lo veremos, pero cuesta imaginar, y mucho, un Trump moderado, presidenciable, estadista.
Todo indica, porque lo ha dicho de diferentes maneras el propio Trump, que esta segunda Presidencia será más extrema que la primera.
No es exagerado preguntarse qué tipo de país dejará en cuatro años. Hay un concepto que repiten varios trumpistas. Nosotros somos una República antes que una Democracia.
Cuando, ante un país dividido como es Estados Unidos, lo que se necesita es un tipo de liderazgo para el cual Trump no está hecho, el tema es cómo lo maneja. La gente a los 80 no cambia. En todo caso la vejez exacerba los defectos.
La pregunta es cómo el propio sistema limita inclinaciones autoritarias del próximo presidente de Estados Unidos. Con el Congreso y la Corte Suprema a su favor, ¿quién lo frena?
No es una cuestión menor y tiene ramificaciones alrededor del mundo.
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