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Elecciones EEUU: ¿qué esperar del debate Trump-Harris?

  • Juan Paullier
  • 10 sept 2024
  • 4 Min. de lectura

Hoy es noche de debate. El primero confirmado, y posiblemente el único, entre Donald Trump y Kamala Harris. 


Dos personas que no se conocen, primera vez que van a verse, y no es que haya mucha onda entre ellos. 


Es debatible qué tanto impacto tiene un debate. En general, no pesa mucho, en principio porque los que miran los debates ya suelen tener el voto decidido. 


¿Por qué este en particular sí podría influir más de la cuenta?


Para empezar, no va a influir más de lo que influyó el de fines de junio entre Trump y Biden, que desencadenó el abandono forzado de la candidatura del presidente. 


En este caso, y aunque nos pueda sonar llamativo, el público en general en Estados Unidos no conoce muy bien a Harris pese a que fue fiscal general y senadora del estado más poblado, es la vicepresidenta desde hace más de tres años y medio. Y menos idea tienen sobre qué tipo de presidenta sería.


Todo lo contrario con Donald Trump. Salvo que uno haya vivido adentro de una caverna los últimos diez años, uno puede hacerse a la idea de qué esperar si vuelve a la Casa Blanca.


En una encuesta reciente, alrededor del 28% dijo que necesitaba saber más sobre ella; en comparación con sólo el 9% que quiere saber más sobre Trump.


Según esa misma encuesta, Trump tiene una ventaja de 13 puntos porcentuales en la economía, el principal tema para los votantes.


Cuando Harris dio su primera entrevista como candidata, elogió a Biden, pero dos veces habló de “pasar página” y dos veces usó la frase “un nuevo camino a seguir”.


La llegada de Harris le devolvió la esperanza a los demócratas. Pero sigue siendo una elección muy, pero muy apretada. 


En 2020, 43.000 votos en tres estados (el 0,03% de los votos emitidos a nivel nacional) fueron determinantes para la victoria de Biden ganar. En la elección previa, Trump ganó gracias a 80.000 votos en estados clave. 


Por ahora todo indica que habrá paridad. Se la considera la carrera más pareja en un cuarto de siglo.


En el promedio de encuestas a nivel nacional, Harris está arriba por dos puntos. Es un número, un dato, que hay que tomar con pinzas. 


El voto popular no es lo determinante. De hecho, el Partido Republicano ganó el voto popular solo una vez desde, por ejemplo, la caída del Muro de Berlín. George W. Bush, 2004, por dos puntos y medio. A ver, Biden tuvo 7 millones de votos más que Trump. 


Si se toman en cuenta los siete estados clave (Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Georgia, Carolina del Norte, Arizona y Nevada), ahí es difícil predecir un ganador. Está muy parejo y cambiante. 


Están a dos puntos de diferencia en esos estados y, para ganar, Trump o Harris tendrán que llevarse al menos tres.


Harris necesita, además, tener varios puntos de ventaja en el voto popular para asegurarse la victoria, y ninguna encuesta sugiere que esté en esa situación.


Trump es un candidato único. Votó mejor de lo pensado en 2016 y en 2010, entonces es probable que lo repita. 


¿Cómo llegan al debate?


La euforia de la convención quedó atrás. Fue una semana energizante para el Partido Demócrata, pero ya está. 


El debate le da la oportunidad de definirse ante los numerosos votantes que verán por primera vez a la candidata demócrata. Harris necesita aprovechar esa oportunidad.


Casi dos tercios de los votantes dice que quiere ver un “cambio significativo” en la próxima Presidencia. Harris tiene el desafío de vender ese cambio habiendo estado en el gobierno. 


Harris advirtió que Trump “probablemente va a decir muchas falsedades” durante el debate, lo cual no es mentira. 


Un Trump que es la persona con más experiencia en debates presidenciales de la historia. Hoy va por su séptimo, se considera que ganó solo uno, el más reciente. 


Harris ya sabe a qué se enfrenta, pero una cosa es saberlo y otra experimentarlo. No le fue mal a Harris en el debate de vices en 2020 frente a Mike Pence, de hecho se consideró que lo ganó. 


Un Trump que ha estado, bueno, siendo Trump. El fin de semana amenazó que iba a encarcelar a quienes “estén involucrados en un comportamiento inescrupuloso”.


Viniendo de alguien que está condenado por la justicia no deja de ser un comentario interesante. 


También se burló de acusaciones de acoso sexual en su contra.


Dijo: “Francamente, sé que dirán que es algo terrible, pero no podría haber sucedido, no sucedió y ella no habría sido la elegida. Ella no habría sido la elegida”. En referencia, a que no le parecía lo suficientemente atractiva como para acosarla.


Ayer en una nota el New York Times señalaba que “parece un giro extraño en la historia de Estados Unidos que el único hombre que se ha enfrentado a dos candidatas mujeres en dos elecciones presidenciales sea uno con un largo y explícito historial de denigrar a las mujeres”.


Hasta republicanos de pura cepa han abandonado el crucero trumpista. Dick Cheney, el vice de Bush hijo, anunció que iba a votar por Harris.


¿Su argumento? “En los 248 años de historia de nuestra nación”, dijo, “nunca ha habido un individuo que sea una mayor amenaza para nuestra república que Donald Trump”. 


Harris es mejor haciendo preguntas, que respondiendo. No sé si es lo que quieren los votantes. 


La mayoría no parece darle tanta importancia al hecho de que debatan una ex fiscal y un delincuente condenado por la Justicia. 


Harris va a hablar sobre el trabajo que queda por hacer. Presentarse para los que no la conocen. Aclarar en qué cree, qué piensa, explicar sus políticas.


Trump va a decir que el país está roto. Y nadie espera que explique mucho qué pretender hacer. La vara no es la misma. 


Pero Trump también ha mostrado a lo largo de estos meses una serie discursos inconexos y declaraciones incoherentes, lo cual genera incertidumbre. 


¿Cuál va a ser la frase memorable del debate? ¿Veremos a un Trump disciplinado o a un Trump enojado? ¿Habrá momentos de duda por parte de Harris? ¿Qué quedará en limpio sobre los candidatos y sus posturas sobre los temas?

 
 
 

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